domingo, 19 de abril de 2009

El mundo de hoy...


La cabeza bulle buscando ideas y al mismo tiempo sosiego...
Aprovecho que Roberto,nuestro camarero ha encendido hace rato la cafetera y el olor que me llega reanimaría hasta a un muerto(¡no te asustes Cualqui,que por nombrarla no llega antes!).
Veo a Marina, nuestra cajera,preparando las monedas de los cambios, anotando cantidades, ajustando las entradas y salidas. Es guapa, exultantemente bella, con sus ojos azul mar siempre brillantes...
Y pienso en el mundo de hoy. En este mundo que no sabemos si está al revé él o somos nosotros,algunos,los que colgamos cabeza abajo como antípodas...
Hace poco, un niño —llamado Pedro— celebró su decimosegundo cumpleaños. Para esta ocasión, los padres habían organizado una fiesta: habían invitado a los abuelos, a varios tíos y muchos amigos. Después de las felicitaciones, Pedro se encontró rodeado de un montón de paquetes, de todos los tamaños y colores. Sin decir ni una palabra, empezó a deshacer el primero, miró el regalo y lo puso a un lado. Después deshizo el segundo, miró el regalo y lo puso al lado del primero. Así seguía deshaciendo los paquetes en silencio, mientras que los visitantes, cada vez más tensos, formaron un círculo alrededor de él. Pedro miró los regalos y los puso a su lado. Por fin le preguntó uno de sus tíos: "¿No te gusta ninguno de nuestros regalos?". Y la respuesta tajante fue: "Si no digo nada, todo está bien."
Así es la sociedad de consumo. Estamos acostumbrados a tener muchas cosas, y a recibir cada vez más. Esto trae consigo algunos peligros y retos. Pero antes de hablar de ellos, quiero subrayar una cosa. Nuestra sociedad no es "mala". Tiene aspectos positivos y negativos como todas las demás. Es la sociedad que nos ha tocado vivir, y podemos sentirnos muy felices de vivir en ella.
Hay de todo, como en botica. Gentes a favor de un tecnicismo que configure la vida y otros, de alguna manera,rechazando todo lo que significa progreso o avance.
Ni calvo ni con tres pelucas. Alguien dijo alguna vez que las olas estaban para aprovecharlas y que te llevasen a puerto, no a estrellarte contra los arrecifes...
En nuestra cultura actual, muchos viven un cierto ateísmo práctico, pero pocos hablan de la "muerte de Dios".
Los grandes teóricos de la secularización (y de la construcción de un mundo sin Dios) vuelven a la carga con posturas más sibilinas pero igualmente destinadas a dinamitar un sentimiento,una sociedad basada en el cristianismo,con todas las imperfecciones,fallos,aberraciones e injusticias que este presenta.
Los hijos de los "hippies" ya no rechazan la sociedad consumista, sino que están completamente inmersos en ella. En general no son revoltosos como sus padres. Son "buenos chicos", les gusta el dinero, y muchos de ellos "no se sienten capaces de forjar un futuro". Cada vez más jóvenes se sienten incluso tan a gusto en la casa de sus padres que, a diferencia de las generaciones anteriores, no tienen ganas de salir de ella, independizarse y crear una familia propia. ¿Por qué terminar pronto los estudios y emprender un trabajo remunerado, si se tiene una vida tan fácil y cómoda en la familia de origen?.Parece, a veces, que apenas tienen proyectos y metas personales, apenas aspiran a algo que no tenga que ver con el bienestar material, apenas expresan preguntas, inquietudes y preocupaciones...
Mirando la cultura que nos rodea, se suele hablar de los "nuevos dioses" que aparecen en las revistas y películas y, por supuesto, en los medios electrónicos. Son actores y actrices, deportistas, cantantes y otras personalidades de la vida pública, de los que se ha hecho un ídolo y, después de la muerte, un mito.
Así se oye, por ejemplo, que hasta en el ejercicio físico y en el afán ecológico se manifiesta la "espiritualidad".
¿Es posible que el "mantenerse en forma" o la conservación del agua limpia se conviertan en el último sentido de la vida? ¿Es aconsejable ver los acontecimientos del mundo sólo bajo las exigencias de la ecología o de la salud?.
Chesterton dijo una vez con mucho acierto: "Cuando se deja de creer en Dios, ya no se puede creer en nada, y el problema más grave es que entonces se puede creer en cualquier cosa."
Se busca,pero,¿el qué o a quién?. Si no encuentran al Dios trascendente, se crean los dioses de la inmanencia.
El mundo,la sociedad,al menos la europea,la occidental,ha cambiado.Tampoco los hombres somos los mismos. Percibimos el mundo, sentimos, pensamos y reaccionamos de otra manera que nuestros abuelos.
Hoy en día, en las sociedades de consumo, los niños no son educables como antes. Desde hace mucho tiempo, ya no están sólo bajo la influencia de la familia y de la escuela. Hay muchos co-educadores que atraen a los jóvenes a los valores más contradictorios.
Cuando el joven se enfrenta a la realidad se da cuenta de que esta no es igual a la de la televisión, a la de sus ídolos o referentes: es mucho más anodina y dura. Y se corre el peligro de querer encerrarse en lo anterior.
Nos queda ofrecer nuestra propia vida como referentes. Ya sé que es una tarea dura,a veces estéril pero siempre deja que algunas simientes entren en el alma del joven.
El hombre de hoy, muchas veces, ve reducido su horizonte vital al mero consumo de productos. Este superdesarrollo le hace fácilmente esclavo de la posesión y el gozo inmediato.
Es preciso aprender a decidir, a aceptar y a renunciar. Es preciso también desarrollar un escepticismo sano ante la propaganda.
Los valores que se transmiten en esta subcultura, directa o indirectamente, se oponen a la tradición y, a veces, significan un cambio radical de la actitud cristiana.
Pero en esta nueva religión, Goliat suele vencer a David. El más grande es el triunfador ("We are the champions"), y no el que sabe perder con dignidad.
No es posible refugiarse en una torre de marfil. Los cristianos auténticos nunca lo han hecho; pero aunque alguien quisiera hacerlo, hoy en día no es posible ni deseable. Es preciso asumir los retos de la vida.
"Educar tres hijos hoy en día es como haber educado quince en las generaciones anteriores",no hay recetas...
Toca seguir siendo referentes. Esta juventud actual no es tonta, es distinta...
Y observan, y cogen datos, a su manera, pero lo hacen.
Sin embargo, tenemos que creer en las capacidades de estos jóvenes y dárselo a entender.Enseñar a los jóvenes a abrir y ensanchar el alma.
El tedio y el aburrimiento condujo a Nerón a quemar Roma. No lo olvidemos.
Si se tiene una actitud positiva frente a la realidad, entonces es posible aprender a decir que no a los cantos de sirena.
El cristiano acepta y quiere el mundo que le rodea,vive en el mundo e intenta hacerlo mejor.
Ese es nuestro reto.
Un abrazo,amigos.

1 comentario:

Delfin Córcoles dijo...

No se porqué tengo la sensación de que estamos en una etapa que bien se podría definir como "compás de espera".

No se lo que va a pasar, pero algo importante tiene que ocurrir. "Que Dios te libre de vivir tiempos interesantes.

Saludos.