domingo, 12 de abril de 2009

Valor del perdón...


En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.
El odio es un sentimiento negativo, de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, situación o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir aquello que se odia.
El odio puede generar aversión, sentimientos de destrucción, destrucción del equilibrio armónico y ocasionalmente autodestrucción, aunque la mayoría de las personas puede odiar eventualmente a algo o alguien y no necesariamente experimentar estos efectos.El odio es con frecuencia el preludio de la violencia. Antes de la guerra, suele ser útil enseñar a la población a odiar a otra nación o régimen político.
Odiamos lo que no podemos amar, tener o controlar.El odio es una especie de cáncer secreto que corroe a la persona y le quita energías para rehacer de nuevo su vida.
Spinoza da, respecto del odio, una definición opuesta a la que establece para el amor, pero formalmente similar. Escribe al respecto: “El que imagina que aquello a que tiene odio está afectado de tristeza, se alegrará; si, por el contrario, lo imagina afectado de alegría, se entristecerá; y uno y otro afecto será mayor o menor según sea mayor o menor el afecto contrario en aquello a que tiene odio”
“Estos afectos de odio y otros similares se refieren a la envidia, que por eso no es nada más que el mismo odio, en cuanto se considera que dispone el hombre de tal manera, que se goce en el mal de otro y que, por el contrario, se entristezca del bien de ese otro” .
Muchísimas personas vienen cargando a cuestas un pesado fardo de rencores y resentimiento que las limitan y condicionan. Y por desgracia muchas veces es en contra de personas muy cercanas, de familiares o amigos, que por algún error han herido su corazón. Pasan años y no logran sacar estos sentimientos que entorpecen las relaciones más cercanas. Quien deja crecer el odio en su corazón se castiga a sí mismo.
En los pequeños detalles es donde se libra la batalla del odio contra el amor: el amor alienta, el odio abate; y tomo de Mauricio Fornos algunos de los campos en los que se libra esta batalla: el amor sonríe, el odio gruñe; el amor atrae, el odio rechaza; el amor confía, el odio sospecha; el amor enternece, el odio enardece; el amor canta, el odio espanta; el amor tranquiliza, el odio altera; el amor guarda silencio, el odio vocifera; el amor edifica, el odio destruye; el amor siembra, el odio arranca; el amor espera, el odio desespera; el amor consuela, el odio exaspera; el amor suaviza, el odio irrita; el amor aclara, el odio confunde; el amor perdona, el odio intriga; el amor vivifica, el odio mata; el amor es dulce; el odio es amargo; el amor es pacífico; el odio es explosivo; el amor es veraz, el odio es mentiroso; el amor es luminoso, el odio es tenebroso; el amor es humilde, el odio es altanero; el amor es sumiso, el odio es jactancioso; el amor es manso, el odio es belicoso; el amor es espiritual, el odio es carnal. El amor es sublime, el odio es triste.
Escribo esto porque he recibido dos correos electrónicos donde se me define como alguien carente de todo valor,un ser realmente odioso,mentiroso,despreciable. Es la opinión de alguien que durante años ha sido amiga y cercana a mí.
Sólo puedo decir que siento profundamente su opinión, tanto por lo que supone de criterio como la tristeza que me produce y porque dicha opinión ha llegado a anidar y formarse dentro de esa persona.
Aunque no me crea no soy tal como me define. Tengo muchísimos defectos y sé que estas líneas no van a modificar su criterio, pero como ayer escribía,si algún día precisa de mí y soy la última persona en la cual confiaría, allí estaré.
Buen lunes de Pascua,amigos.

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