Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al tribunal del gobernador romano. Los judíos no entraron para no quedar impuros, pues ese era un lugar pagano, y querían participar en la comida de la Pascua. Entonces Pilato salió fuera, donde estaban ellos, y les dijo: «¿De qué acusáis a este hombre?» Le contestaron: «Si éste no fuera un malhechor, no lo habríamos traído ante ti.» Pilato les dijo: «Tómadlo y júzgadlo según vuestra ley.» Los judíos contestaron: «Nosotros no tenemos la facultad para aplicar la pena de muerte.» Con esto se iba a cumplir la palabra de Jesús dando a entender qué tipo de muerte iba a sufrir. Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Viene de ti esta pregunta o repites lo que te han dicho otros de mí?» Pilato respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» Jesús contestó: «Mi realeza no procede de este mundo. Si fuera rey como los de este mundo, mis guardias habrían luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reinado no es de aquí.»
Pilato le preguntó: «Entonces, ¿tú eres rey?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he venido al mundo. Todo el que está del lado de la verdad escucha mi voz.» Pilato dijo: «¿Y qué es la verdad?» Dicho esto, salió de nuevo donde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún motivo para condenar a este hombre. Pero aquí es costumbre que en la Pascua yo libre a un prisionero: ¿queréis que ponga en libertad al Rey de los Judíos?» Ellos empezaron a gritar: «¡A ése no! Suelta a Barrabás.» Barrabás era un bandido. (Juan 18,28—40).
El "3 de abril del año 33" moría en Jerusalén, un "galileo" llamado hijo del carpintero, "porque molestaba, porque incordiaba, porque ponía en entredicho la Ley de Moisés, y la fuente de ingresos del poder político-religioso". Su nombre era Yosua ben Yosef. Su madre se llamaba Miriam.
Todos conocemos, más o menos, lo que sigue. El proceso, la condena, el tormento, el camino del Calvario, la Crucifixión y muerte de Jesús.
La Resurrección y su manifestación a los discípulos es fe, aunque se muestra a todos los hombres que quieran contemplarla.
Simplemente querría hacer algunas pequeñas reflexiones sobre el proceso al Señor.
Estaba condenado de antemano. El Sanedrín busca eliminar físicamente y para siempre al que ellos ven como un problema, un enemigo de su estabilidad, de su concepto de la Ley.
"Conviene que uno muera por el pueblo y no perezca toda la nación" dice Caifás...
Ellos juegan al doble juego del nacionalismo: controlar los tiempos políticos y avanzar lentamente sin quedar frente al Imperio como alborotadores.
Y el poder, romano en este caso, cede cobardemente...
Cree poder contentar a estos nacionalistas con un castigo cruel:
Los 39 azotes con látigo que marcaba la ley hebrea.
Los condenados a crucifixión eran flagelados habitualmente durante el trayecto que había entre el lugar donde se dictaba la sentencia y el del suplicio. Muy raro, como en el caso de Jesús, que se llevara a cabo en las dependencias del tribunal. Esto sólo se hacía en los casos en que la flagelación era sustitutiva de la pena capital. El caso de Jesús fue raro. Su flagelación no fue la legal que precedía a toda ejecución y que se daba en el trayecto, camino del suplicio, sino que constituyó un castigo especial, como veremos.
Lucas es explícito cuando está explicando los esfuerzos de Pilato para salvar a Jesús, al final nos cita una frase del Prefecto: "Le castigaré y luego le soltaré".
Pilato juzga que la primera acusación hecha a Jesús ("Se ha hecho Hijo de Dios y según nuestra ley debe morir" no caía bajo la ley romana. Era cuestión religiosa y la Justicia romana no actuaba en estos casos para dirimirla. Por lo que consideró a Jesús inocente: "No encuentro en él, causa alguna de condenación".
Tras una deliberación de los judíos, éstos hacen una segunda acusación que sí entraba dentro de la Lex Julia: (Había permitido ser aclamado Hijo de David que según ellos iba a ser su rey). Quería hacerse rey y esto iba contra el Emperador. Pilato tiene obligación de atender esta acusación. Pilato pregunta a Jesús sobre su realeza y, no sacando nada en claro, lo considera de nuevo inocente.
Después de los fracasos anteriores, Pilato equipara a Jesús con un criminal y ladrón, con Barrabás.
Ante las decepciones anteriores, Pilato decidió dar a Jesús un sustitutivo de la pena capital, para acallar al pueblo: "Le castigaré y luego le soltare".
Jesús fue atado con cuerdas gruesas y resistentes.Las manos por encima de la cabeza, quedando así, casi suspendido de la parte alta de la columna o del techo. De esta manera quedaba inutilizado, para que no pudiera defender algunas partes del cuerpo con los brazos, y para que en el caso de schoc,no cayera al suelo.
El instrumento utilizado para la flagelación, fue el flagrum taxillatum, que se componía de un mango corto de madera, al que estaban fijos tres correas de cuero de unos 50 cms., en cuyas puntas tenían dos bolas de plomo alargadas, unidas por una estrechez entre ellas; otras veces eran los talli o astrágalos de carnero. El más usado era el de bolas de plomo.
El número de latigazos, según la ley hebrea, era de 40, pero ellos por escrúpulos de sobrepasarse, daban siempre 39. Pero Jesús fue flagelado por los romanos, en dependencia militar romana, por tanto more romano, es decir, según la costumbre romana, cuya ley no limitaba el número. Sólo estaban obligados a dejar a Jesús con vida, por dos razones: una, para poder mostrarle al público para que éste se compadeciera (era la intención de Pilato), y la otra, para que en caso de condena a muerte, llegara vivo al lugar de suplicio y crucificarlo vivo: era le ley.
Elreo quedaba irreconocible en su aspecto y sangrando por todo el cuerpo.
¿cuántos latigazos dieron a Jesús? la respuesta es, hasta que le dejaron irreconocible; hasta que se cansaron. La ley romana no limitaba el número. Todas las partes del cuerpo de Jesús fueron objeto de latigazos. Eso sí, respetaron la cabeza y la parte del corazón, porque hubiera podido morir.
Las bolas de plomo, caídas con fuerza sobre el cuerpo de Jesús, hicieron toda clase de heridas: contusiones, irritaciones cutáneas, escoriaciones, equímosis y llagas. Además, los golpes fuertes y repetidos sobre la espalda y el tórax, provocaron, sin duda, lesiones pleurales e incluso pericarditis, con consecuencias muy graves para la respiración, la marcha del corazón y el dolor.
Los golpes fuertes sobre la zona renal, instauraron sin duda, una disfunción en los riñones. Lo mismo podemos decir sobre el hígado, donde provocaron también una disfunción del mismo.
La disminución de la volemia por la nueva y abundante pérdida de sangre, aumentaron más gravemente la disnea o dificultad respiratoria, comenzada en Getsemaní.
En las circunstancias de Jesús es imposible explicar médicamente el dolor que sentiría cada vez que recibía un correazo con las bolas de plomo. Podríamos decir que en estos momentos Jesús era sólo dolor...
Un proceso injusto, no correcto ni desde el punto de vista de la ley hebrea ni desde la romana. Una sucesión de componendas para contentar a unos y a otros.
La condena y el sufrimiento de un Inocente.
Pilato le preguntó: «Entonces, ¿tú eres rey?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he venido al mundo. Todo el que está del lado de la verdad escucha mi voz.» Pilato dijo: «¿Y qué es la verdad?» Dicho esto, salió de nuevo donde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún motivo para condenar a este hombre. Pero aquí es costumbre que en la Pascua yo libre a un prisionero: ¿queréis que ponga en libertad al Rey de los Judíos?» Ellos empezaron a gritar: «¡A ése no! Suelta a Barrabás.» Barrabás era un bandido. (Juan 18,28—40).
El "3 de abril del año 33" moría en Jerusalén, un "galileo" llamado hijo del carpintero, "porque molestaba, porque incordiaba, porque ponía en entredicho la Ley de Moisés, y la fuente de ingresos del poder político-religioso". Su nombre era Yosua ben Yosef. Su madre se llamaba Miriam.
Todos conocemos, más o menos, lo que sigue. El proceso, la condena, el tormento, el camino del Calvario, la Crucifixión y muerte de Jesús.
La Resurrección y su manifestación a los discípulos es fe, aunque se muestra a todos los hombres que quieran contemplarla.
Simplemente querría hacer algunas pequeñas reflexiones sobre el proceso al Señor.
Estaba condenado de antemano. El Sanedrín busca eliminar físicamente y para siempre al que ellos ven como un problema, un enemigo de su estabilidad, de su concepto de la Ley.
"Conviene que uno muera por el pueblo y no perezca toda la nación" dice Caifás...
Ellos juegan al doble juego del nacionalismo: controlar los tiempos políticos y avanzar lentamente sin quedar frente al Imperio como alborotadores.
Y el poder, romano en este caso, cede cobardemente...
Cree poder contentar a estos nacionalistas con un castigo cruel:
Los 39 azotes con látigo que marcaba la ley hebrea.
Los condenados a crucifixión eran flagelados habitualmente durante el trayecto que había entre el lugar donde se dictaba la sentencia y el del suplicio. Muy raro, como en el caso de Jesús, que se llevara a cabo en las dependencias del tribunal. Esto sólo se hacía en los casos en que la flagelación era sustitutiva de la pena capital. El caso de Jesús fue raro. Su flagelación no fue la legal que precedía a toda ejecución y que se daba en el trayecto, camino del suplicio, sino que constituyó un castigo especial, como veremos.
Lucas es explícito cuando está explicando los esfuerzos de Pilato para salvar a Jesús, al final nos cita una frase del Prefecto: "Le castigaré y luego le soltaré".
Pilato juzga que la primera acusación hecha a Jesús ("Se ha hecho Hijo de Dios y según nuestra ley debe morir" no caía bajo la ley romana. Era cuestión religiosa y la Justicia romana no actuaba en estos casos para dirimirla. Por lo que consideró a Jesús inocente: "No encuentro en él, causa alguna de condenación".
Tras una deliberación de los judíos, éstos hacen una segunda acusación que sí entraba dentro de la Lex Julia: (Había permitido ser aclamado Hijo de David que según ellos iba a ser su rey). Quería hacerse rey y esto iba contra el Emperador. Pilato tiene obligación de atender esta acusación. Pilato pregunta a Jesús sobre su realeza y, no sacando nada en claro, lo considera de nuevo inocente.
Después de los fracasos anteriores, Pilato equipara a Jesús con un criminal y ladrón, con Barrabás.
Ante las decepciones anteriores, Pilato decidió dar a Jesús un sustitutivo de la pena capital, para acallar al pueblo: "Le castigaré y luego le soltare".
Jesús fue atado con cuerdas gruesas y resistentes.Las manos por encima de la cabeza, quedando así, casi suspendido de la parte alta de la columna o del techo. De esta manera quedaba inutilizado, para que no pudiera defender algunas partes del cuerpo con los brazos, y para que en el caso de schoc,no cayera al suelo.
El instrumento utilizado para la flagelación, fue el flagrum taxillatum, que se componía de un mango corto de madera, al que estaban fijos tres correas de cuero de unos 50 cms., en cuyas puntas tenían dos bolas de plomo alargadas, unidas por una estrechez entre ellas; otras veces eran los talli o astrágalos de carnero. El más usado era el de bolas de plomo.
El número de latigazos, según la ley hebrea, era de 40, pero ellos por escrúpulos de sobrepasarse, daban siempre 39. Pero Jesús fue flagelado por los romanos, en dependencia militar romana, por tanto more romano, es decir, según la costumbre romana, cuya ley no limitaba el número. Sólo estaban obligados a dejar a Jesús con vida, por dos razones: una, para poder mostrarle al público para que éste se compadeciera (era la intención de Pilato), y la otra, para que en caso de condena a muerte, llegara vivo al lugar de suplicio y crucificarlo vivo: era le ley.
Elreo quedaba irreconocible en su aspecto y sangrando por todo el cuerpo.
¿cuántos latigazos dieron a Jesús? la respuesta es, hasta que le dejaron irreconocible; hasta que se cansaron. La ley romana no limitaba el número. Todas las partes del cuerpo de Jesús fueron objeto de latigazos. Eso sí, respetaron la cabeza y la parte del corazón, porque hubiera podido morir.
Las bolas de plomo, caídas con fuerza sobre el cuerpo de Jesús, hicieron toda clase de heridas: contusiones, irritaciones cutáneas, escoriaciones, equímosis y llagas. Además, los golpes fuertes y repetidos sobre la espalda y el tórax, provocaron, sin duda, lesiones pleurales e incluso pericarditis, con consecuencias muy graves para la respiración, la marcha del corazón y el dolor.
Los golpes fuertes sobre la zona renal, instauraron sin duda, una disfunción en los riñones. Lo mismo podemos decir sobre el hígado, donde provocaron también una disfunción del mismo.
La disminución de la volemia por la nueva y abundante pérdida de sangre, aumentaron más gravemente la disnea o dificultad respiratoria, comenzada en Getsemaní.
En las circunstancias de Jesús es imposible explicar médicamente el dolor que sentiría cada vez que recibía un correazo con las bolas de plomo. Podríamos decir que en estos momentos Jesús era sólo dolor...
Un proceso injusto, no correcto ni desde el punto de vista de la ley hebrea ni desde la romana. Una sucesión de componendas para contentar a unos y a otros.
La condena y el sufrimiento de un Inocente.
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