lunes, 25 de mayo de 2009

Me han llamado caballero...


Ayer tenía algunas cosas que hacer por Zaragoza y en mis condiciones eso se torna un pequeño reto así que eché mano(¡qué mal suena, pero es igual!) de mi santa esposa Stella que cierta vocación de Florence Nightingale-enfermera en Crimea- ya tiene y nos lanzamos a la calle.
Cogimos el autobús, suelen ir muy bien en la ciudad y, nada más acceder a él, una chica se me dirigió diciendo:
¿Quiere sentarse, caballero?.
La he mirado. Era sencillamente guapa, atractiva. Me ha hecho sentir bien y he declinado el ofrecimiento con una frase de cortesía, pero dentro notaba que la vida es mucho como queremos hacerla.
No es fácil descansar con un brazo roto...pero es peor no tener un lecho donde hacerlo ni nadie que te prepare esa cama simplemente por amor.
Cuesta mucho asearse en estas circunstancias...pero es peor ser rechazado como ser humano por tu olor, simplemente por eso.
Se hace difícil escribir con una mano...pero es peor no tener esa extremidad tan necesaria siendo igual de hijo de Dios que tú.
Todo nos puede llevar a la desesperación o a la queja...pero eso mismo nos puede hacer que,como Job, reconozcamos que la misteriosa mano del Señor vela por nosotros.
Un abrazo, amigos.









2 comentarios:

Delfin Córcoles dijo...

Todo es susceptible de empeorar, pero también de mejorar.

Siempre de que llueve escampa.

Buen martes amigo Caminante.

Jesús García dijo...

La caballerosidad ante todo.
"reconozcamos que la misteriosa mano del Señor vela por nosotros."
¿Cómo se podría expicar de otro modo que aún se nos permita pensar?
Un saludo.