Israel es un país joven en años, y viejo en sentido y tradición. Pero a sus LX años de vida añade la sensación de estar preso en sus fronteras. Una sensación que se hace incómoda a cualquier nación que se precie. E Israel calla, y soporta esa sensación. Ha sido agredido en multitud de ocasiones porque, seamos claros: una parte de mundo, el islámico, no quiere sino verlos arrojados al mar y aniquilados como pueblo.Hay que tener un enemigo que sea el chivo expiatorio de todas las aberraciones que los dirigentes árabes cometen con su propio pueblo, sus robos, su dejar en la miseria a millones de personas, su nulo efecto sobre el trabajo o la riqueza.Y ese chivo expiatorio es el odiado y envidiado Israel, el Satán del islam.
Jamás ha aceptado el mundo árabe la legitimidad del Estado de Israel y esa legitimidad que exigen para bandas terroristas tipo Hezbolá o Hamás la niega para una sociedad civil de millones de personas, eso sí, de distinto credo.
Los terroristas de todo signo apuntan sus misiles hacia Israel...y no pasa nada. Eso no mueve ni una conciencia, salvo la de determinadas personas y al propio pueblo judío. Silencio del resto.
Israel se ha ido retirando de Gaza, de Cisjordania, de los asentamientos. Ha ido cediendo y la respuesta ha sido el terror continuado y la miseria de los palestinos mientras sus dirigentes viven de manera opípara en París o resto de Europa.
Israel no puede, ni debe ni quiere, dejar la guardia baja. Le va en ello la existencia. La paz está en manos de los que mueven el terror hacia ellos.Cuando cese el terror, habrá paz en la zona.
Jamás ha aceptado el mundo árabe la legitimidad del Estado de Israel y esa legitimidad que exigen para bandas terroristas tipo Hezbolá o Hamás la niega para una sociedad civil de millones de personas, eso sí, de distinto credo.
Los terroristas de todo signo apuntan sus misiles hacia Israel...y no pasa nada. Eso no mueve ni una conciencia, salvo la de determinadas personas y al propio pueblo judío. Silencio del resto.
Israel se ha ido retirando de Gaza, de Cisjordania, de los asentamientos. Ha ido cediendo y la respuesta ha sido el terror continuado y la miseria de los palestinos mientras sus dirigentes viven de manera opípara en París o resto de Europa.
Israel no puede, ni debe ni quiere, dejar la guardia baja. Le va en ello la existencia. La paz está en manos de los que mueven el terror hacia ellos.Cuando cese el terror, habrá paz en la zona.