Hace tiempo tenía ganas de escribir sobre una persona, un personaje diría yo, de esta buena villa de Canfranc.
Sabéis, porque me aguantáis lo pesado que puedo llegar a ponerme, el cariño que le tengo a mi segunda residencia(¡que cursi ha quedado, puñetas!), a mi hogarcillo de descanso, a mi palacete.
Decir que es un pueblo bonito es poco. Quizá el pueblo en sí no sea nada que no se pueda ver en otro lugar, pero da muestras aún de la importancia que tuvo hasta los años 70, cuando se cerró, por parte francesa, el túnel del Canfranc.
Pero los pueblos no son nada sin su gente y aquí entra Pedro.
¿Y quién es Pedro?. Pues una persona amable, sencilla, trabajadora y sumamente responsable.
Pedro es el esposo de Carmen, la conserje, podríamos decir que es el conserje consorte, vamos, si existe ese título en el honrado mundo laboral de la conserjería.
Encontrarlo limpiando nieve a las 6 de la mañana no es nada raro, o cambiando bombillas a las diez de la noche, o echando un remiendo a una de las casetas que guardan la instalación de la comunidad.
Es un algecireño que antes fue pescador y que dejó aquellos mares del sur por estas nieves del norte.
Le considero un buen hombre y me honro con su amistad que procuro cultivar tomando algún que otro café con él o pegando algo de hebra cuando nos encontramos.
Aprovecho este momento para desearos a todos una feliz Navidad y un buen año 2009.
Sabéis, porque me aguantáis lo pesado que puedo llegar a ponerme, el cariño que le tengo a mi segunda residencia(¡que cursi ha quedado, puñetas!), a mi hogarcillo de descanso, a mi palacete.
Decir que es un pueblo bonito es poco. Quizá el pueblo en sí no sea nada que no se pueda ver en otro lugar, pero da muestras aún de la importancia que tuvo hasta los años 70, cuando se cerró, por parte francesa, el túnel del Canfranc.
Pero los pueblos no son nada sin su gente y aquí entra Pedro.
¿Y quién es Pedro?. Pues una persona amable, sencilla, trabajadora y sumamente responsable.
Pedro es el esposo de Carmen, la conserje, podríamos decir que es el conserje consorte, vamos, si existe ese título en el honrado mundo laboral de la conserjería.
Encontrarlo limpiando nieve a las 6 de la mañana no es nada raro, o cambiando bombillas a las diez de la noche, o echando un remiendo a una de las casetas que guardan la instalación de la comunidad.
Es un algecireño que antes fue pescador y que dejó aquellos mares del sur por estas nieves del norte.
Le considero un buen hombre y me honro con su amistad que procuro cultivar tomando algún que otro café con él o pegando algo de hebra cuando nos encontramos.
Aprovecho este momento para desearos a todos una feliz Navidad y un buen año 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario