jueves, 11 de diciembre de 2008

El Ángel Exterminador...


Creía que viviamos en un país libre. No va a ser así. Esto no es un comentario retórico. Puede que ninguno de estos papelillos que hoy cumplen tres años de aparición tengan las palabras tan medidas y puestas con toda intención.
Podíamos comenzar y no parar,enumerando los desastres, dislates, agresiones morales, físicas, económicas que esta sociedad española está recibiendo y, lo peor, asimilando, del desgobierno que tenemos.
Bono, ese político que recuerda a una serpiente mudando de camisa permanentemente disculpa al diputado separatista que ataca a la Corona y a sus instituciones. ¡No pasa nada, una chiquillada!.
La Sgae, como franquicia corsaria, ataca a bodas, bautizos y llegará que lo haga en funerales, y si no, al tiempo.
Sus métodos son los más parecidos a los de la Gestapo alemana.
Ahora no conviene al psoe y a su líder iluminado sacar de los ayuntamientos a los terroristas de ETA, bajo la forma de ANV.
Para compensar sus servicios les regala 5.000.000.000 de pts. Es el pago de sangre de posibles favores.
Asistimos a una propaganda subnormal sobre sexualidad tratando a los jóvenes españoles de pequeños monos folladores libres de cualquier sentimiento.
Y por último, lo que pone título a este papelillo de hoy:
La aparición del ministro de Sanidad, que bien podría llamarse ministerio del Problema Final, en recuerdo de Himmler, aquel profesor de gafitas que tan profesionalmente condujo el problema judío con su solución final.
Este sujeto melifluo, resbaladizo, de voz aflautada, blando de gestos, mirada inquietante, ha relatado en Tele 5, con la adquiescencia de Mª Teresa Campos(¡que bajo has caído!) su idea sobre el asesinato, que él llama suicidio asistido.
Soria promueve instaurar un delito, el asesinato, como una ley de acompañamiento en la muerte.
Y lo relataba diciendo más o menos:
Se le indicará al paciente que va a recuperar su dignidad, que se despida de su familia y se le irá administrando sedación hasta conseguir que se duerma para siempre...
Todo ello dicho como quien enumera los ingredientes de una macabra receta de cocina.
Me da asco este sujeto. Es como una serpiente viscosa que se va enredando en nuestras vidas, pero sólo obedece a quien le manda. Atención a eso.
Él no puede devolver la dignidad al enfermo terminal porque este no la ha perdido por ser enfermo.
El hombre es digno mientras no se desprende voluntariamente de su dignidad y aún así es hijo de Dios.El enfermo vive su sufrimiento como un misterio que asume, como algo desconocido pero que le puede aportar su respuesta ante la misma vida, la gran pregunta y la gran respuesta.
Quizá el sr. Soria se encuentre algún día frente a ese dilema. Le deseo que pueda asumirlo.
Como cristianos, condición a la que no renunciamos, que el Señor nos de las fuerzas suficientes para vivir y morir, nacer a la otra vida con total dignidad.
Buen día.

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