Ángel Sanz-Briz (Zaragoza, 28 de septiembre de 1910 – Roma, 11 de junio de 1980) fue un diplomático español, que actuó en la época de la Segunda Guerra Mundial (en este conflicto, España se mantuvo como no beligerante). En 1944 contribuyó a salvar la vida de unos cinco mil judíos húngaros durante el Holocausto, proporcionando pasaportes españoles, en un principio a judíos que alegaban origen sefardí, y posteriormente, a cualquier judío perseguido. Por estos hechos, fue reconocido como Justo entre las Naciones.
En 1942, obtuvo su segundo destino, poco después de contraer matrimonio con Adela Quijano, también como Encargado de negocios, en la embajada española en Hungría, un Estado próximo al Eje, pero que no había puesto en práctica medidas de exterminio de los judíos como las que ya estaban en marcha en toda la Europa ocupada por los nazis.
Indignado por los planes nazis, Sanz-Briz obtuvo del gobierno español el permiso para proporcionar documentos españoles a los judíos sefardíes que pudiese encontrar y negociar con las autoridades húngaras (títeres de los ocupantes alemanes) el traslado a lugar seguro de dichas personas (desempolvando así un decreto de 1925 de Miguel Primo de Rivera, que sin embargo había expirado en 1931[cita requerida]). Sanz-Briz procedió a proteger las vidas de unos 5.200 judíos, usando su influencia y contactos (también su dinero, con el que sobornó al gauleiter alemán) así como edificios alquilados con los fondos de la embajada que rotuló como "Anejo a la legación española".
Conseguí que el Gobierno húngaro autorizase la protección por parte de España de 200 judíos sefardíes (...) Después la labor fue relativamente fácil, las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias; y las 200 familias se multiplicaron indefinidamente, con el simple procedimiento de no expedir salvoconducto o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200.
En 1991, el Museo del Holocausto Yad Vashem de Israel distinguió su acción y reconoció a sus herederos el título de Justo entre las Naciones, inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto. En 1994 el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara.
La acción de este diplomático español, como la de algunos otros, como el alemán Schlinder y todos aquellos que consideraron que la vida humana es preciosa en todo momento reconcilian al hombre consigo mismo.
"Quien salva a un hombre, salva a la Humanidad" dice el Talmud...
En 1942, obtuvo su segundo destino, poco después de contraer matrimonio con Adela Quijano, también como Encargado de negocios, en la embajada española en Hungría, un Estado próximo al Eje, pero que no había puesto en práctica medidas de exterminio de los judíos como las que ya estaban en marcha en toda la Europa ocupada por los nazis.
Indignado por los planes nazis, Sanz-Briz obtuvo del gobierno español el permiso para proporcionar documentos españoles a los judíos sefardíes que pudiese encontrar y negociar con las autoridades húngaras (títeres de los ocupantes alemanes) el traslado a lugar seguro de dichas personas (desempolvando así un decreto de 1925 de Miguel Primo de Rivera, que sin embargo había expirado en 1931[cita requerida]). Sanz-Briz procedió a proteger las vidas de unos 5.200 judíos, usando su influencia y contactos (también su dinero, con el que sobornó al gauleiter alemán) así como edificios alquilados con los fondos de la embajada que rotuló como "Anejo a la legación española".
Conseguí que el Gobierno húngaro autorizase la protección por parte de España de 200 judíos sefardíes (...) Después la labor fue relativamente fácil, las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias; y las 200 familias se multiplicaron indefinidamente, con el simple procedimiento de no expedir salvoconducto o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200.
En 1991, el Museo del Holocausto Yad Vashem de Israel distinguió su acción y reconoció a sus herederos el título de Justo entre las Naciones, inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto. En 1994 el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara.
La acción de este diplomático español, como la de algunos otros, como el alemán Schlinder y todos aquellos que consideraron que la vida humana es preciosa en todo momento reconcilian al hombre consigo mismo.
"Quien salva a un hombre, salva a la Humanidad" dice el Talmud...
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