Conocí a Isidoro una noche de septiembre. Ambos inicíabamos el 5º curso de Bachillerato nocturno, por diferentes causas, las mías por salud, las suyas porque ayudaba en la explotación agricola-ganadera de sus padres.
Buscaba asiento en el aula y le ofrecí el mío. Desde aquel día de 1971 no hemos dejado de ser amigos.
Me ayudó el siguiente verano dándome clases para sacar el sexto curso por libre, viniendo todos los días desde su pueblo, una pedanía cercana a Cartagena, pacientemente, haciendo que el curso saliese casi totalmente limpio.
Luego nuestras vidas giraron por ciudades y caminos distintos. Yo me dirigí a Barcelona, a los cuatro años de vida religiosa en la Compañía de Jesús y él a Murcia, donde cursó la carrera de Quimica.
Nunca hemos dejado de encontrarnos en verano en esa primera época. Y nuestros encuentros eran sencillas muestras de amistad, tanto en su casa, con sus padres, como en la mía con los míos.
La vida le llevó a ingresar en la Armada, quizá un poco aconsejado por mi padre, también miembro de la Armada y ahora ostenta el cargo de teniente coronel del Cuerpo de Armas Navales (rama explosivos)
Isidoro es una persona buena, sencilla,generosa, noble.
Hoy, sinceramente, a él,a Lola y a su hijo Pablo quiero decirles que son mis amigos y les quiero.
Buscaba asiento en el aula y le ofrecí el mío. Desde aquel día de 1971 no hemos dejado de ser amigos.
Me ayudó el siguiente verano dándome clases para sacar el sexto curso por libre, viniendo todos los días desde su pueblo, una pedanía cercana a Cartagena, pacientemente, haciendo que el curso saliese casi totalmente limpio.
Luego nuestras vidas giraron por ciudades y caminos distintos. Yo me dirigí a Barcelona, a los cuatro años de vida religiosa en la Compañía de Jesús y él a Murcia, donde cursó la carrera de Quimica.
Nunca hemos dejado de encontrarnos en verano en esa primera época. Y nuestros encuentros eran sencillas muestras de amistad, tanto en su casa, con sus padres, como en la mía con los míos.
La vida le llevó a ingresar en la Armada, quizá un poco aconsejado por mi padre, también miembro de la Armada y ahora ostenta el cargo de teniente coronel del Cuerpo de Armas Navales (rama explosivos)
Isidoro es una persona buena, sencilla,generosa, noble.
Hoy, sinceramente, a él,a Lola y a su hijo Pablo quiero decirles que son mis amigos y les quiero.
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