Uno lleva en esto de tontear con el ordenador desde el 97, es decir, ha llovido doce años.Comienzos titubeantes, fallos, pequeños avances, aprendizaje de trucos etc. Vamos, lo normal en estos casos, lo que más o menos hemos hecho todos.
Hasta ahí todo es normal.
Cientos de veces he animado en este tiempo a Stella a utilizar el ordenador y siempre he recibido la misma respuesta:
¡Mientras que no me ayude a fregar y a barrer no quiero saber nada!...
Una especie de desdén nacido del espíritu femenino que vaya usted a saber quien comprende.
Hace más o menos un año, mi yerno Raúl, informático él, tuvo la idea de bajarle un CD con juegos sencillos de Manjón Shangai con la inocente idea de que ella se divirtiese un rato ya que argumentaba que todos andábamos siempre liados con el ordenador...jugando, decía ella.
¡Hemos creado un monstruo, amigos!.
Te ronda como una manada de lobos dispuestos a devorarte. En este caso aprovecha el que dejas solo el ordenador para ir al baño y te la encuentras sentada delante con ojos febriles tecleando como una posesa.
Te asalta en cualquier momento, especialmente de noche, en busca de juegos frescos con los que saciar su sed y su espíritu devorador se amplia a la descarga de películas de distintas clases, especialmente raras con las que se nutre en el silencio nocturno.
Ayer apareció con un portátil nuevo que dejó encima de mi mesa diciendo:
¡Toma, esto para tí y el viejo vacíalo de todo y me lo quedo yo, sólo para mí!...
Estas últimas palabras me helaron la sangre. ¡Dios mío, que cambio, esta no es la misma esposa!.
Ayer por la tarde me la pasé instalándole pequeños programas que Raúl me dejó en un lápiz lector, pero quiere más, quiere el último Adobe, para bajarse películas.
Tengo miedo. En cualquier momento puede aparecer y cometer un crimen. Lo sé. La bestia informática ha despertado y busca su ración de sangre...
Un abrazo, amigos.
Hasta ahí todo es normal.
Cientos de veces he animado en este tiempo a Stella a utilizar el ordenador y siempre he recibido la misma respuesta:
¡Mientras que no me ayude a fregar y a barrer no quiero saber nada!...
Una especie de desdén nacido del espíritu femenino que vaya usted a saber quien comprende.
Hace más o menos un año, mi yerno Raúl, informático él, tuvo la idea de bajarle un CD con juegos sencillos de Manjón Shangai con la inocente idea de que ella se divirtiese un rato ya que argumentaba que todos andábamos siempre liados con el ordenador...jugando, decía ella.
¡Hemos creado un monstruo, amigos!.
Te ronda como una manada de lobos dispuestos a devorarte. En este caso aprovecha el que dejas solo el ordenador para ir al baño y te la encuentras sentada delante con ojos febriles tecleando como una posesa.
Te asalta en cualquier momento, especialmente de noche, en busca de juegos frescos con los que saciar su sed y su espíritu devorador se amplia a la descarga de películas de distintas clases, especialmente raras con las que se nutre en el silencio nocturno.
Ayer apareció con un portátil nuevo que dejó encima de mi mesa diciendo:
¡Toma, esto para tí y el viejo vacíalo de todo y me lo quedo yo, sólo para mí!...
Estas últimas palabras me helaron la sangre. ¡Dios mío, que cambio, esta no es la misma esposa!.
Ayer por la tarde me la pasé instalándole pequeños programas que Raúl me dejó en un lápiz lector, pero quiere más, quiere el último Adobe, para bajarse películas.
Tengo miedo. En cualquier momento puede aparecer y cometer un crimen. Lo sé. La bestia informática ha despertado y busca su ración de sangre...
Un abrazo, amigos.
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