martes, 17 de febrero de 2009

No ofrecemos sacrificios a los dioses...


Parece que la historia se repite...
Llevamos tiempo denunciando el acoso, por ahora "suave" y no excesivo, de los poderes públicos sobre el cristianismo.
Sí. Que nadie se sorprenda ni se alarme. Tampoco crea,si lo cree conveniente, que somos alarmistas. La cosa es tal como la cuento, o al menos así la percibimos algunos, con el mismo derecho a denunciarlo que otros a negarlo, que aún se puede en esta sociedad "tan plural" que nos toca vivir.
Ayer, el Supremo, dictó sentencia sobre la asignatura doctrinaria. Otro sí pero no, digo pero callo...
Y algo que me sorprende:
Los padres no pueden objetar en algo que atañe a la educación, a la formación integral de sus hijos.
Eso sí,se pueden hinchar a meter recursos para que no adoctrinen a sus hijos...
¡Tiene narices!. Este Estado tan protector del ciudadano como dicen ellos no protege a una parte de sus súbditos...y no pasa nada.
Paso a paso, un totalitarismo va arrinconando a los españoles que no son afines a sus ideas.
Ya pasó hace muchos años...
No me resisto a dejaros unos leves esbozos de textos sobre los primeros años del cristianismo. Merece la pena su lectura. Lleva muy poco tiempo el leerlo.

"A los dioses -decís- no les tributáis culto, y a los emperadores no les ofrecéis sacrificios". Se deduce que no ofrecemos sacrificios por otros por la misma razón por la que no los ofrecemos tampoco por nosotros mismos: es decir, que no damos culto a los dioses. Y por esto se nos persigue como culpables de sacrilegio y de lesa majestad. Ésta es la clave de la acusación, o más bien su totalidad, y, por cierto, sería digna de ser examinada si no actuaran como jueces la prevención o la injusticia, pues la una renuncia a la verdad y la otra la rechaza.
A vuestros dioses hemos dejado de darles culto desde el momento en que sabemos que no son dioses.
"Al cristiano, a quien se considera reo de toda clase de crímenes, enemigo de los dioses, de los emperadores, de las leyes, de las costumbres, de la naturaleza entera, se le obliga en cambio a negar para absolverlo; porque no se le puede absolver si no niega".
Y finalmente ¿por qué en la tablilla escribís "cristiano", y no también "homicida", si es homicida el cristiano? ¿Por qué no también "incestuoso" o cualquier otro de los crímenes que nos imputáis?. ¿Solamente tratándose de nosotros da vergüenza o lástima llamar a los delitos por su nombre? Si "cristiano" no es el nombre de ningún delito, hacer del nombre un delito es absurdo.
¿Qué decir del hecho de que a la mayoría les ciega el odio? Hasta tal punto que, al hablar bien de algún cristiano, añaden el reproche del nombre: "buena persona Gayo Seyo, sólo que es cristiano". Y otro: "me admira que Lucio Ticio, un hombre prudente, de pronto se haya hecho cristiano". Nadie piensa en cambio que la razón de que sea bueno Gayo y prudente Lucio es el ser cristiano; o que es cristiano porque es prudente y porque es bueno.
Pero puede decirse: se odia al grupo por el nombre de su fundador. Tertuliano.

1 comentario:

José Cemec dijo...

Hola mi querido amigo Cami.

No sé cómo he llegado a este tu blog, el poder me ha traído, de buen seguro. Los caminos del señor son inescrutables.

Un abrazo de tu amigo el Brujo.