sábado, 18 de octubre de 2008

Canfranc otoñal...


Ayer, a las 15h. llegábamos a Canfranc...nuevamente.
A veces no podemos entender como un lugar se asocia a lo bueno, al descanso, a la alegría, al estar a gusto. Pués bien, es posible. Y un lugar así es para mí este bendito pueblo.
Stella estaba impaciente por llegar, como esa niña a la que han prometido una muñeca y no ve el momento de recibirla, de tenerla entre sus brazos.
Llovía, suavemente, mansamente. Acarreamos los bultos que llevábamos en el maletero, organizamos la casa un poco y encendimos la calefacción, detalle importante a tener en cuenta.
Una sopa y algunas albóndigs que nos supieron a gloria, un café y hasta unos polvorones del invierno pasado.
Fregoteo los cuatro cacharros y entro en el Bar, que no me olvido de este otro buen rincón. No existe un lugar sin el otro...
Me preparo para salir a la calle: chubasquero, libro y transistor.
Stella me mira desde el sofá, con una sonrisa beatífica: se ha tapado con una manta y tiene un café en la mano.
¡Mensaje comprendido!.
Nada más salir a la calle me encuentro con Carmen y Pedro, los porteros del edificio.
Pegamos hebra rápidamente. Me ponen al tanto de como van las obras, de las últimas novedades del pueblo.
Sigue cayendo una suave lluvia. Aparecen dos miembros de la junta de gobierno del edificio. Aumenta el grupo.
Decidimos tomar un café. El Thania está cerrado, pero Chema, el dueño, no tiene problemas en, amablemente, abrirnos un poco antes de la hora habitual. Se agradece el calorcillo del local.
Hablamos de las obras, de la crisis, del fin de semana. Son las siete de la tarde,¡como pasa el tiempo cuando se sucede agradablemente!.
Subo a casa, entro en el Bar. Veo que se cuece en España...
Los guardias civiles y la policía nacional reivindican algo que los mentirosos les han negado. Hay dinero para los banqueros pero no para los servidores públicos.
¡Menos talante, y la paga por delante!...gritan los policías.
Tras la cena siento sueño y el cansancio normal. Decido que lo mejor es descansar un poco y dar gracias a Dios por tanto bueno recibido.
Me duermo sintiendo que aquí soy muy feliz...
Un abrazo, amigos.

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