Algunas documentaciones se desperezan en manos de dos de los agentes, en busca de identificación en la central.
Los otros dos agentes esperan junto al herido que es ya una amapola hecho hombre, aturdido, sangrante.
Aparece una ambulancia. Se lleva al herido poniendo en marcha el estridente sonido que identifica a estos vehículos.
Unos minutos más y desaparecen los dos coches patrulla.
Al poco, se entreabre la puerta y dos chicas muy jóvenes, casi niñas, con un atuendo provocativo, salen a la calle, riendo, acompañadas por dos hombres que no dejan de mostrarles su cariño de manera vehemente.
Las miro, los miro. Estoy camino del quiosco de prensa. Rien, como si nada en la vida fuese con ellos. No creo que sea así. Sigo mi camino en busca de noticias frescas, pero por mucho que me ofrezca el periódico del día, nada tan real, tan extremo en su crudeza como el devenir diario de estas jóvenes muñecas de carne, esos hombres de camisa negra y joyas doradas y la imagen de un sangrante aturdido en una mañana de otoño...
Pasad buen día,amigos.
Los otros dos agentes esperan junto al herido que es ya una amapola hecho hombre, aturdido, sangrante.
Aparece una ambulancia. Se lleva al herido poniendo en marcha el estridente sonido que identifica a estos vehículos.
Unos minutos más y desaparecen los dos coches patrulla.
Al poco, se entreabre la puerta y dos chicas muy jóvenes, casi niñas, con un atuendo provocativo, salen a la calle, riendo, acompañadas por dos hombres que no dejan de mostrarles su cariño de manera vehemente.
Las miro, los miro. Estoy camino del quiosco de prensa. Rien, como si nada en la vida fuese con ellos. No creo que sea así. Sigo mi camino en busca de noticias frescas, pero por mucho que me ofrezca el periódico del día, nada tan real, tan extremo en su crudeza como el devenir diario de estas jóvenes muñecas de carne, esos hombres de camisa negra y joyas doradas y la imagen de un sangrante aturdido en una mañana de otoño...
Pasad buen día,amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario