La obra fue escrita por Miller en 1947, y tuvo gran éxito de la crítica y el público. Trata sobre un padre de una familia norteamericana que durante la Segunda Guerra Mundial vende repuestos defectuosos para aviones a sabiendas de que pueden ser la causa de la muerte de muchos pilotos, tal y como finalmente sucedió. Pero, el padre todo lo justifica con el argumento de que lo hizo por su familia...
Algo así veo que nos está sucediendo a nosotros como nación, con algunos cambios en el guión. El padre puede ser representado por cualquiera de los dirigentes de esta gran nación que es España.
Los políticos con responsabilidades están "vendiendo" sus actos, a sabienda que son defectuosos y que pueden causar mucho dolor, angustia e incluso muertes.
Y como justificación decir que lo han hecho por el bien de la misma sociedad, por su avance, para que sea progresista, madura, carente de atavismos tales como la fe, la dignidad, la honradez...
Todos eran mis hijos...Podría responder esa España que ve sangrar sus heridas, a la que se le escapa la vida por cada puñalada que recibe, que tapona con sus manos la navajada intentando continuar en pie.
Todos eran mis hijos...Pero no todos reaccionaron como tales. Algunos abjuraron del idioma de unión, ridiculizaron en malditos textos de adoctrinamiento infantil lo más sagrado que tiene el hombre: su idioma.
Llenaron de odio a las juventudes, las vaciaron de contenido para convertirlas en juguete roto de sus pasiones.
Todos eran mis hijos...Pero muchos atacaron a sus propios hermanos por creer en Dios, por amar la vida, por sentir que había un más allá esperanzador...
Todos eran mis hijos...Y no todos corrieron a cubrir mis desnudeces de anciana oprobiada por la misma gente que debería haberla defendido...
Todos eran mis hijos y casi no me quedan fuerzas para llorarlos como tales porque cada vez se alejan más de mí como madre.
Un abrazo, amigos. Y al menos, que podamos vivir con la cabeza alta y sin remordimientos de haber contribuido a la muerte de nuestra madre.
Algo así veo que nos está sucediendo a nosotros como nación, con algunos cambios en el guión. El padre puede ser representado por cualquiera de los dirigentes de esta gran nación que es España.
Los políticos con responsabilidades están "vendiendo" sus actos, a sabienda que son defectuosos y que pueden causar mucho dolor, angustia e incluso muertes.
Y como justificación decir que lo han hecho por el bien de la misma sociedad, por su avance, para que sea progresista, madura, carente de atavismos tales como la fe, la dignidad, la honradez...
Todos eran mis hijos...Podría responder esa España que ve sangrar sus heridas, a la que se le escapa la vida por cada puñalada que recibe, que tapona con sus manos la navajada intentando continuar en pie.
Todos eran mis hijos...Pero no todos reaccionaron como tales. Algunos abjuraron del idioma de unión, ridiculizaron en malditos textos de adoctrinamiento infantil lo más sagrado que tiene el hombre: su idioma.
Llenaron de odio a las juventudes, las vaciaron de contenido para convertirlas en juguete roto de sus pasiones.
Todos eran mis hijos...Pero muchos atacaron a sus propios hermanos por creer en Dios, por amar la vida, por sentir que había un más allá esperanzador...
Todos eran mis hijos...Y no todos corrieron a cubrir mis desnudeces de anciana oprobiada por la misma gente que debería haberla defendido...
Todos eran mis hijos y casi no me quedan fuerzas para llorarlos como tales porque cada vez se alejan más de mí como madre.
Un abrazo, amigos. Y al menos, que podamos vivir con la cabeza alta y sin remordimientos de haber contribuido a la muerte de nuestra madre.
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