sábado, 22 de noviembre de 2008

El crucifijo...


"Llegados a un lugar llamado Calvario le crucificaros allí a Él y a dos malhechores: uno a la derecha y otro a la izquierda Jesús decía: "PADRE, PERDONALES, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN" (Lc 23,33-34)He leído que un juez de esa bendita tierra recientemente visitada por algunos de nosotros, Valladolid, ha dictado sentencia mandando retirar el crucifijo de todos los lugares donde presida en el colegio Matias Picavea porque así se favorece el respeto a toda la sociedad...

Ha tardado su Señoría casi tres años en dictar esta sentencia y quiero creer que lo habrá hecho desde el criterio más puro, más justo, más ceñido a derecho que su recto entender le ha dado.
No voy a entrar en disquisiciones jurídicas.
Suficientes juristas tienen estas páginas de LD como para atreverme a dar siquiera una opinión sobre la sentencia.
Pero sí lo puedo hacer desde la perspectiva de ser humano, creyente y español.
Tres virtudes, tres situaciones, que el partido en el poder, la oposición tanto en las Cortes como en el resto de escenarios políticos, no sé han puesto ni a cuestionar, impregnados de laicismo radical los primeros, de complejos los segundos, tres virtudes, decíamos, que están ahí, esperando ser recogidas por alguien que las limpie de la sangre que les ha salpicado .
De unos, poco se puede esperar salvo odio e intentos de acoso, de derribar todo aquello que no comprenden o poseen, capaces de lo peor, como ya se demostró en 1936.
De los otros no cabía esperarlo, pero ya sabíamos que para mantenerse en el poder o aspirar a él hay que traicioar la misma base que nos sustenta.
No pretenderán los medios informativos que callemos, asintámos e incluso aplaudamos tamaña gesta. Pueden esperar sentados por mi parte al menos.
Espero que el magistrado haya dictado esa sentencía firmemente impulsado por los políticos de turno, asuma con la misma diligencia cualquier demanda que se presente para defender el derecho de los creyentes.
Si es así, me quedaré infinitamente más tranquilo.
No llegamos ni a la suela del zapato en relación a la sociedad francesa que asume de la mejor manera la realidad mestiza de su sociedad.
Aquí va a ser distinto:
Dispuestos a ser más papista que el Papa, muchos se lanzarán a la calle proclamando el triunfo de la razón, de la inteligencia, de cualquier cosa, menos de la verdadera libertad que parte del respeto a todos, vulnerado en este caso que olvida el hecho religioso.
Por mi parte, me queda proclamar nuevamente mi fe en Cristo Jesús, que muere crucificado por la Salvación del mundo, mi deseo de seguirle mientras respire y de intentar que el Reino de los Cielos se haga presente aquí.
Sin ningún tipo de acritud pero con firmeza le manifiesto que tengo como timbre de honor llevar al cuello a ese mismo Jesús del madero que él ha mandado retirar.
Buen día, amigos. Paz y bien.

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