Los últimos días están siendo especialmente movidos. Se observan en estas páginas inquietudes, sensaciones de cansancio,hastío,rabia, preocupación.
Los correos van de un eleadero a otro, preguntando, inquiriendo. Todos hemos escrito, más o menos, sobre el tema. Son demasiadas las cosas que nos preocupan, porque vemos la situación nada alagüeña.
Ayer, el Chinito escribió lo que,para mí,era un artículo redondo, resumiendo de alguna manera todos los que habíamos publicado el resto.
No he dejado de pensar en el título: Los penúltimos españoles...
Me venían títulos de películas...El último mohicano, las cuatro plumas, la carga de la brigada ligera, el Álamo, Leónidas y los 300 de Esparta, el Cid...
Resistencia, decencia, honor, gloria, Patria.
Son conceptos firmes, que no podemos perder.
Algo ha cambiado en nuestra España. Unos millones de españoles hemos jugado sin marcar las cartas, con las manos desocupadas, mientras que otros han jugado marcando cada una de las láminas de cartón brillante, dejando para la siguiente mano el hacerse con la partida...
Creímos que este sujeto, Rodríguez, era un chavalete radical simplemente...¡craso error!. Es un peligro.
No tiene nada de Bambi. Es frío y calculador, con la crueldad de los que no padecen ni compadecen.
Ha ido desmontando el Estado, sin respuesta de nadie, ni Corona, ni partido de la oposición, ni del pueblo.
Ahora está fuerte, captando dinero para sus acólitos, aquellos que le van a permitir dinamitar el país porque ellos seguirán ganando siempre.
Repartiendo prebendas entre los titiriteros, los pseudoartistas, los lobos jóvenes de la progresía.
Compra adeptos. Y estamos sin nadie que nos defienda, salvo nosotros mismos, como siempre.
Me viene a la mente la película "Los últimos de Filipinas"...y me siento bien, sintonizo con ellos.
Os recuerdo brevemente aquella gesta:
Se narra el heroísmo de la guarnición española de la aldea costera de Baler, en Luzón. En el verano de 1898 el capitán chiclanero Enrique de las Morenas y Fossi y una cincuentena de soldados quedan sitiados en la iglesia de Baler por los insurrectos. El sitio dura casi un año, hasta meses después del Tratado de París, cuando las Filipinas dejaron de ser territorio español.
Os recomiendo vivamente que leáis,si os apetece, como un puñado de españoles llevan al extremo el heroísmo, la dignidad y el compromiso.
Queda nuestra respuesta. Otras veces lo hemos hecho como pueblo. Quiero recordar el lema del buen Papa Juan XXIII:
"Me doblaré, pero no me quebraré"...
Buen día amigos y, quiera Dios, que nuestros corazones se inflamen de amor a España y de respuesta generosa.
Los correos van de un eleadero a otro, preguntando, inquiriendo. Todos hemos escrito, más o menos, sobre el tema. Son demasiadas las cosas que nos preocupan, porque vemos la situación nada alagüeña.
Ayer, el Chinito escribió lo que,para mí,era un artículo redondo, resumiendo de alguna manera todos los que habíamos publicado el resto.
No he dejado de pensar en el título: Los penúltimos españoles...
Me venían títulos de películas...El último mohicano, las cuatro plumas, la carga de la brigada ligera, el Álamo, Leónidas y los 300 de Esparta, el Cid...
Resistencia, decencia, honor, gloria, Patria.
Son conceptos firmes, que no podemos perder.
Algo ha cambiado en nuestra España. Unos millones de españoles hemos jugado sin marcar las cartas, con las manos desocupadas, mientras que otros han jugado marcando cada una de las láminas de cartón brillante, dejando para la siguiente mano el hacerse con la partida...
Creímos que este sujeto, Rodríguez, era un chavalete radical simplemente...¡craso error!. Es un peligro.
No tiene nada de Bambi. Es frío y calculador, con la crueldad de los que no padecen ni compadecen.
Ha ido desmontando el Estado, sin respuesta de nadie, ni Corona, ni partido de la oposición, ni del pueblo.
Ahora está fuerte, captando dinero para sus acólitos, aquellos que le van a permitir dinamitar el país porque ellos seguirán ganando siempre.
Repartiendo prebendas entre los titiriteros, los pseudoartistas, los lobos jóvenes de la progresía.
Compra adeptos. Y estamos sin nadie que nos defienda, salvo nosotros mismos, como siempre.
Me viene a la mente la película "Los últimos de Filipinas"...y me siento bien, sintonizo con ellos.
Os recuerdo brevemente aquella gesta:
Se narra el heroísmo de la guarnición española de la aldea costera de Baler, en Luzón. En el verano de 1898 el capitán chiclanero Enrique de las Morenas y Fossi y una cincuentena de soldados quedan sitiados en la iglesia de Baler por los insurrectos. El sitio dura casi un año, hasta meses después del Tratado de París, cuando las Filipinas dejaron de ser territorio español.
Os recomiendo vivamente que leáis,si os apetece, como un puñado de españoles llevan al extremo el heroísmo, la dignidad y el compromiso.
Queda nuestra respuesta. Otras veces lo hemos hecho como pueblo. Quiero recordar el lema del buen Papa Juan XXIII:
"Me doblaré, pero no me quebraré"...
Buen día amigos y, quiera Dios, que nuestros corazones se inflamen de amor a España y de respuesta generosa.
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